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Meditación del océano

Hay mucho que podemos aprender del océano, ya que tenemos un paisaje interior similar dentro de nosotros.


Oceano y playa

Al igual que nosotros, el mar está en constante cambio. Y, al igual que nosotros, los vastos océanos de la Tierra parecen estables y homogéneos a distancia. Pero bajo la máscara de solidez que tanto nosotros como el mar llevamos, se esconde imprevisibilidad, sensibilidad y poder. Hay mucho que podemos aprender del océano, por representativo que sea de nuestros paisajes interiores. Los sonidos ásperos de las olas del mar son espiritualmente relajantes y su sal puede purificar nuestro ser físico. Sin embargo, no todo el mundo tiene el lujo de vivir junto a la costa o incluso visitar las costas donde se unen el agua y la tierra.


El océano, sin embargo, existe en nuestra mente consciente, colocado allí por imágenes que hemos visto y descripciones que hemos leído. Estemos donde estemos podemos acceder a esa imagen mental y utilizarla como punto de partida desde el que ayudar a sanar nuestras emociones meditando en el mar.


Para comenzar, reúna todos los artefactos oceánicos que pueda tener a mano. Las conchas marinas, un frasco de arena, un vaso de playa, piedras frotadas por el fuerte oleaje o una grabación de los sonidos del océano pueden ayudarte a sumergirte más profundamente en esta meditación, pero no son necesarios. Siéntate en silencio y visualiza el océano en tu mente. Permita que todos sus sentidos participen en su viaje mental. Siente los pequeños granos de arena bajo tus pies y el fresco rocío de la niebla en tu cuerpo; escuche el rugido rítmico del mar cuando las olas se encuentran con la playa y se retiran; huele el sabor a sal en el aire; y observe cómo los rayos del sol juegan sobre la superficie del océano, creando manchas cambiantes de color verde azulado, cerúleo, cobalto y verde. No se sorprenda si ve delfines o ballenas retozando en las olas: están ahí para ayudarlo. Pase unos minutos disfrutando de la belleza del océano y apreciando su vasto esplendor.


Una vez que esté completamente comprometido con el entorno que tiene ante usted, visualícese sentado en la playa, frente al océano, y observando cómo las olas avanzan y retroceden. A medida que se acerca cada nueva ola de agua de mar, imagínala llevando energía curativa hacia ti. El magnífico océano en tus pensamientos te envía luz y amor, mientras que el sol apoya tus esfuerzos curativos y la Madre Tierra te conecta con el momento. Cuando sientas que has terminado, concede al océano tu sincera gratitud por la ayuda que te ha brindado. Agradece al sol, la arena y cualquier otro elemento de tu visualización que te haya ofrecido orientación. Realiza esta meditación diaria, semanal o mensual para deshacerte de la negatividad y restablecer el equilibrio emocional. Así como las mareas del océano limpian las costas de detritos, restableciendo el equilibrio, las olas en el ojo de nuestra mente pueden limpiar nuestras almas de lo que ya no nos sirve.


Publicación original


Con gratitud

Gabriela Ana

Coach de Salud Holística

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GABRIELA ANA

Health Coach

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